Dedicado a mis padres, a mis hermanos, a mi mujer y mi hijo Mario que viene de camino y a Antonio Morales, ojalá algún día puedas estar allí...
El Ultra Trail del Mont Blanc: de las más duras, la más mediática y la que suele recoger a los mejores corredores de todo el mundo. Sólo acceder a ella, ya es un reto de por sí, pues necesitas obtener puntos clasificatorios en otra serie de carreras de ultrafondo, además de ser elegido en un sorteo por la cantidad de corredores que cada año desean participar.
Por esto, en Enero, cuando fui elegido en el sorteo sentí una alegría enorme y también una gran responsabilidad, ya que debía prepararme específicamente, por lo que todos los entrenamientos y carreras de este año estarían enfocados a llegar al UTMB en las mejores condiciones posibles.
Llegué a Chamonix, el Miércoles, dos días antes de la carrera, con intención de hacer un poco de turismo por Auguille du Midi, tener tiempo suficiente para recoger el dorsal sin prisas y vivir un poco el ambiente de allí y visitar la feria del corredor.
Ya el Viernes por la mañana estuve en la casa donde me alojaba descansando y esperando ansionso a que llegara la hora de empezar a prepararme para la carrera. Lo hice con tiempo, de hecho un par de horas antes del inicio de la misma ya estaba saliendo y dirigiéndome hacia el centro de Chamonix, donde tenía que dejar primero la bolsa con ropa que la organización pondría a mi disposición en el km 77 Courmayeur.
Con una hora de adelanto, ya estaba sentado en la linea de salida y disfrutando del ambiente previo de la carrera.
A las 17.30 en punto bajo los acordes de "Conquest of Paradise" de Vangelis y una buena tromba de agua se daba la salida. Momento soñado durante muchos años por mi que finalmente se estaba cumpliendo, ahora sólo quedaba terminar el trabajo, ir tranquilo, paso a paso en busca del objetivo.
Los primeros kms por Chamonix son espectaculares, con miles de personas a ambos lados de las calles gritando y animando a todos los corredores que por allí pasaban. El ritmo de los corredores eran bastante rápido, yo intentaba no dejarme llevar por la euforia. Teníamos 8 kms de pista y en llano hasta Les Houches antes de encarar la primera subida de la prueba hacia Le Delevret.
A ratos dejaba de llover pero a medida que avanzábamos comenzaba de nuevo y con más intensidad. Yo no iba demasiado cómodo, cosa habitual en mi en los primeros kms de las carreras. Una vez coronamos el primer puerto, la bajada hasta la primera localidad de paso se hace especialmente peligrosa, muchísimo barro y hierba mojada muy resbaladiza donde van cayéndose a menudo muchos corredores.
El paso por St Gervais (km 21), bajo una gran tormenta, de nuevo impresionante, con multitud de personas animándote ¡¡Allez!! ¡¡Allez!! ¡¡Courage!! ¡¡Bravo!!
En el avituallamiento, ni siquiera paro 1 minuto. Comienzo a encontrarme poco a poco más cómodo, aunque el ritmo del resto de los corredores es superior al mío y van adelantándome a cuentagotas.....Yo a lo mío, a mi carrera.
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Subiendo a Le Delevret |
En Les contamines ya hemos alcanzado los primeros 31 kms de carrera. Voy bien, quizás un poco algo más cansado de lo que debería debido a las intensísimas lluvias y a la cantidad de barro que había y que complicaba mis pasos.
Cerca de Les Contamines, en Notre Dame de la Gorge (km34), cambió el curso de la carrera para mí, demasiado pronto. Estaba chorreando, empapado de tanta agua...Al ver una gran hoguera no dudé en acercarme para secarme y calentarme un poco, con tan mala suerte que pisé una tabla de un palet con un clavo, atravesándome el mismo el zapato, la planta del pie y llegándome hasta la misma articulación del dedo gordo del pie.
Lo que sentí en esos momentos mejor no narrarlo, porque aunque ni me paré y continué para adelante sabía que llevaba una herida en el pie bastante fea que tarde o temprano me iba a hacer retirarme. De tener como idea terminar la carrera y si fuera posible hacerlo en unas 38 horas, ahora mi nuevo objetivo era no retirarme y terminarla aunque fuera en 46 horas, que era el límite horario.
Para colmo, empezába una de las subidas más duras de toda la prueba hasta la Croix de Bonhomme, unos 13 kms / 1350 D+, pasando por Le Balme (km 39). No quería ni pensar en la herida, lo único que pensaba es en llegar a Le Balme, coronar la Croix de Bonhomme y bajar como pudiera en el siguiente punto de Les Chapieux para que me hicieran las primeras curas.
Ya en Les Chapieux (km 49), en el avituallamiento y tras comer un poco, decido entrar en el puesto médico para que me vean el pie. Gracias a un chaval francés que hablaba perfectamente español, le explica al ATS lo que me ha pasado, me limpia la herida, me venda, me da un par de antinflamatorios y sin dudarlo un segundo me pongo de nuevo en marcha hacia la subida que me llevaría al famoso "Col de la Seigne", pasando por "Le ville des Glaciers" tenía por delante 1000 mts D+.
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Desde Les Chapieux hacia Les Ville des Glaciers |
La lluvia y las nubes habían dado paso una preciosa noche estrellada con una temperatura magnífica. La fila serpenteante de corredores subiendo impresionaba muchísimo y yo, ahora si, disfrutaba de los mejores momentos, hasta ahora de la carrera.
Corono con muchsímas fuerzas y muy animado y bajo hasta Lac Combal bastante rápido y pasando a muchísimos corredores, donde comienza a verse las primeras luces del día.
Ya estoy cerca de Courmayer, punto intermedio de la carrera y km 78, con unicamente la Cima Arete du Mont Favre, Col de Chercruit, donde coincido y hago algunos kilómetros con mi colega Javier, del Club de Montaña Chiclana.
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Con Javier y el Mont Blanc a nuestras espaldas |
Y por fin la dura, larga y vertiginosa bajada hasta Courmayeur, la cual me pasa factura y me hace aumentar los dolores en mi maltrecho pie. Como en todos los paso por poblaciones...muchísmas personas animando por las calles y familiares esperando el paso de sus corredores. Ya en el avituallamiento, recojo mi bolsa del corredor para ponerme ropa seca, decido no cambiarme de zapatillas para tocar lo menos posible la herida y luego comer algo de pasta y fruta.
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Bajando hacia Courmayeur |
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En Courmayeur |
El tiempo en el avituallamiento no es tan largo como había previsto desde el principio ya que no quería que el pie se enfriara demasiado. Aún así, el cojeo ya es inevitable y tardo muchísimo en ir cogiendo de nuevo un ritmo apropiado. Por delante tengo ahora una dura subida al Refugio Bertone por un interminable zig-zag y en el que el calor comienza a apretar poco a poco. Una vez arriba paso por el control y continuo dirección hacia el refugio Bonatti, ahora si con un terreno más asequible para rodar de forma más continua, permitiéndome incluso adelantar a algunos corredores. Ni que decir, las impresionantes vistas con el Valle de Aosta bajo mis pies y el imponente Mont Blanc arriba.
La llegada al Refugio Bonatti se me hace más larga de lo que esperaba y las horas sin dormir empiezan a hacerme mella, por lo que decido una vez tomado un caldo con fideos echarme el primer sueño de la carrera de unos 10 minutos, pongo la alarma de mi GPS y en una pequeña ladera, al solecito me echo a dormir... la verdad que muy reconfortante...me hubiera quedado todo el día allí.
El próximo objetivo es Arnuva, todo bajada y donde paso uno de los peores y mejores momentos de la carrera. Peores porque el pie me trae de cabeza... musculármente voy nuevo pero el dolor en la herida del pie y en la articulación del dedo gordo es insoportable, el cual me hace tener que dejar de trotar y andar muy a menudo. Mejores....porque las vistas son impresionantes.... glaciares, arroyos, crestas....mi ojos no paran de ver estampas e imágenes maravillosas.
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Bajando a Arnuva |
Arnuva es como un área recreativa situada en el Km 95, típico lugar agradable con riachuelos para pasar el día con la familia. Allí de nuevo, muchísimas personas aguardando la llegada de sus familiares. Mi llegada allí es en un estado lamentable. Decido hacer un alto en el camino y entrar por segunda vez a lo largo de la carrera en el puesto médico para que me echen un vistazo a la herida del pie, me la curen y me pongan nuevos vendajes. En estas condiciones no estaba para nada, listo para afrontar una de las subidas más duras de toda la carrera y que venía a continuación...el Gran col Ferret y punto más alto de toda la carrera con mas de 2500 mts.
La subida la comiezo tranquilo y como mi estado físico me permite, pero procuro no pararme por nada del mundo e intento distraerme escuchando música y contemplando las vistas. Yo no soy el único que va tocado...la gente se para a ambos lados para descansar o para plantearse una retirada...yo sigo para arriba hasta que corono.
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Comenzando la subida Col Ferret |
La siguente bajada es la más larga del UTMB, no muy pronunciada pero si muy constante; pasando de 2537 metros de altitud a mil y poco en 20 kilómetros de recorrido. Apoyándome en los bastones para evitar el desgaste muscular y articular y adoptando un ritmo cómodo comienzo la bajada por un sendero, a veces muy expuesto, con unos cortados impresionantes bajo mis pies que hacen pegarte lo máximo posible al talud superior del camino.
La Fouly (Km 108). He llegado aquí como he podido, la bajada desde el Col Ferret me ha dejado listo de papeles y el dolor en el pie ya es inaguantable, aún así en ningún momento me planteo una retirada. Aunque todavía queda lo peor, ya comienzo a ver y a creer que terminar la carrera es posible.
Aunque llevo mucho tiempo corriendo junto a corredores, he ido sólo todo el camino y la verdad es que me apetece unirme a alguién para conversar y distraerme un poco. Saliendo de la Fouly veo a un par de corredores españoles que iban juntos y les pregunto que si puedo ir junto a ellos.
Son bastante agradables y llevan una marcha bastante buena, eso me anima y me hacen coger a mi un buen ritmo también. Bajo junto a ellos hasta Praz de Fort y empezamos a encarar la corta, pero empinada subida hacia Champex-Lac que nos llevaría hasta el km 124 de carrera y donde llegaríamos ya de noche.
Precioso pueblo y muy ambientado. Justo antes de comer algo decido entrar de nuevo en el puesto médico para curarme la herida y tratarme todas las ampollas que llevaba ya acumulada en los pies, por lo que pierdo de vista a mis dos compañeros.
La imagen es dantesca....decenas de ATS y fisios atendiendo a muchísimos corredores en camillas...unos con problemas musculares, otros con golpes, muchos con ampollas..... Yo estuve cerca de 40 minutos curándome los pies, gracias a una ATS muy amable y profesional. Por allí andaba también el médico que me atendió en Les Chapieux (km30)...., imaginaos que cara se le quedó cuando me volvió a ver. No entendía como había sido podido capaz de llegar hasta allí habiéndome clavado un clavo....yo tampoco lo entendía...imagino que será por una palabra muy bonita llamada "sueño" o también "ilusión".
Una vez terminado, entro rápidamente en el avituallamiento a comer un poco de caldo y chacina. El tiempo "perdido" con las curas la verdad que me hace tomármelo un poco con prisas y realmente debería haber descansado aquí más o incluso haber dormido... esto me pasaría mucha factura de ahora en adelante.
Llevo 123 kms y me quedan 45 kms hasta la meta. Tengo ahora la famosa subida a la Bovine, ya de noche cerradísima y comienzo a "no ser yo"... a caminar dormido..... veo luces en fila subiendo hacia la Giéte, pero ya no se realmente ni donde estoy.... De hecho voy en un subida junto a un río y hasta pienso que voy por el Río Majaceite de Benamahoma que tantas veces he pasado en mis entrenamientos o en la Ultra Sierra de los Bandoleros.........
La subida es interminable y camino a paso lento por subidas en zig-zag de fortísimo desnivel. Mis recuerdos son muy débiles....pero si recuerdo las luces de varios pueblos desde lo alto de la Giéte.
Una vez corono, comienzo una dura bajada hasta Trient, por unos senderos llenos de ramas y raices con muchísima vegetación. Llego a Trient, km 140. Llego a las 03:49 y salgo en 15 min, dirección el penúltimo puerto de la carrera, Catogne, una subida de 5 kms y 800 d+. Tardo 3 horas en coronar.....por el camino...., sueño, desorientación, alucinaciones, sin saber que estaba en una carrera, pensando que el recorrido estaba equivocado, subiendo una cuesta y bajándola sin sentido alguno, pensando que los corredores eran un grupo de personas que entrenaban por allí, etc etc.
Preguntaba a algunos corredores que que era aquello, un japonés me dijo que era el UTMB y que iban para Chamonix y que le siguiera.....por fin consigo coronar Catogne y paso un control, donde con las primeras luces del día y la información que me dan en el control parece que vuelvo un poco en mi y a ser consciente de donde me encuentro realmente.
Comienzo la bajada hacia Vallorcine, he perdido muchísimas posiciones e incluso pienso que voy el último. En Vallorcine (Km 149) me reciben con aplausos aunque ya no soy ni capaz de responder. Descanso un poco y tomo conciencia de lo que me queda de carrera, "sólo 18 kms" e incluso del tiempo del que dispongo. Se que voy muy justo pero si consigo hacer la subida a Teté Aux Vent sin muchas paradas, lo próximo que me quedará son 8 kms de bajada.
Antes de iniciar la subida a Teté Aux Vent me entra de nuevo un sueño increíble y me tiro a un lado de la cuneta a dormir de nuevo varios minutos, donde me espabilo un poquito.
La subida no la hago mal del todo, veo a muchos turistas que también la suben. Una vez corono, parece que ya se ha acabado todo, pero el llegar hasta Le Flegère es una aunténtica odiséa, querer correr y no poder, querer llegar y no llegar.....mientras tanto ahora pensaba que corría por la Sierra de Guadarrama, incluso estaba seguro que ya había pasado antes por allí.....aunque viera el Mont Blanc a mi izquierda.
Llego a Le Flegère, con una pájara impresionante, dando tumbos de un lado para otro por lo que me siento y como hago hasta que me repongo algo, hasta que por fin me despierto y me espabilo un poco. Salgo del avituallamiento y comienzo a trotar....primero por un sendero en bajada y luego por carril hacia Chamonix......Me duele todo, pero ya nada puede pararme, no puedo contener las lágrimas, voy recordando y se me pasa de todo por la cabeza, cuando oí hablar por primera vez de esta carrera, cuando decidí que quería correrla, cuando me inscribí, cuando me tocó en el sorteo, todos mis entrenamientos, horas dedicadas a esto, discusiones con la familia por irme muchos fines de semana, pensaba en todos los que me estaban siguiendo y esperando ansiosos a que cruzara esa meta.
Habían sido muchísimas horas en la montaña, muchos malos y buenos momentos y emociones contenidas.....
Cada vez estoy mas cerca, noto ya el ambiente de Chamonix, el speaker, la música, la gente que allí espera.
Entro en el pueblo y ahora son los que me animan los que corren por mi, ¡¡¡que fácil es hacerlo así!!
Llego a la meta totalmente emocionado, como si fuera el ganador, me agacho, beso el suelo y entro en META, esa que he soñado tantas veces.
SOY FINISHER DEL UTMB 2014
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Chaleco finisher UTMB 2014 |